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Nota: la tabla ya fue probada con fines de calidad en el servicio

sábado, 20 de febrero de 2010

UNA CORTINA DE HUMO LLAMADA CERTIFICACIÓN DE CALIDAD: EL PAPEL DEL PAPEL.

UNA CORTINA DE HUMO LLAMADA CERTIFICACIÓN DE CALIDAD: EL PAPEL DEL PAPEL.

A MANERA DE INTRODUCCIÓN

El presente ensayo trata de exhortar al lector a reflexionar brevemente junto con el autor en la pertinencia de buscar validar procesos educativos con la connotación de calidad, bajo estándares a los que se les puede cuestionar si coinciden con las necesidades del contexto donde se lleva a cabo

Este trabajo pretende generar el beneficio de la reflexión en la práctica de aquellos que no necesariamente se incluyen en un proceso de esta naturaleza. Así como la pretensión de nutrirse de comentarios para su posterior publicación.

Es importante por la necesidad de generar conciencia por parte de los protagonistas ( si es que realmente lo son) en la acción educativa de la institución de la cual se hace mención.

Con anterioridad en otros espacios he señalado que una de las instituciones en que labora un servidor (particular, sección preparatoria) se encuentra en un proceso de certificación de calidad. Mismo que coincide con el estudio de la Maestría en Pedagogía, lo que inevitablemente origina una seria reflexión acerca de los objetivos de éste, tales como: ¿ existe un fin educativo que vaya más allá del lucrativo en la certificación?, de existir, ¿Este abandera legítimamente la implementación de “la calidad”?, ¿Los estándares del mismo son afines a la misión educativa de la institución?.

Desde que ha iniciado la aventura análoga a una primera excursión de un niño de primaria, no se han dejado de escuchar críticas desde cada enfoque y rol dentro de la institución. Los que más coinciden señalan ciertos peligros en la revaloración con mayor plusvalía de lo administrativo. Esto puede interpretarse, al recostar en el diván al cuerpo docente, como una resistencia inconsciente al cambio que obstaculiza la certificación. Si el psicoanálisis del doctor (directivos) es acertado, la resistencia no se vence reprimiendo (olvidando) el contenido ( las viejas prácticas o formas de trabajo anteriores), ni mucho menos con lobotomía ( despidos), sino con racionalizaciones en base de una conversación dialéctica, confrontativa, que señale y deje claro que efectivamente es ese el valor que “debe” (palabra usada desmedidamente en el argot de “calidad”) tener lo administrativo.

Ahora no todo lo administrativo es blanco de las críticas, es en el exceso de formatos y manuales que se requieren llenar donde se focalizan las mismas. Uno de los graves peligros estriba en que todas las acciones educativas “deben” (nuevamente la palabra) ajustarse a éstos, y la pregunta que de inmediato asalta las mentes de los que estamos en la trinchera de la actividad es: ¿ y el alumno?, ¿No es éste el centro de la acción educativa? ( llegado a este punto, descubrí que no se necesita ser pedagogo para cuestionar esto, pero si para ir más a fondo). Comenio en su momento señalaría este hecho como Némesis de su principio del poder del orden, donde sitúa al alumno como centro de la acción educativa.

El Maestro Juan Manuel Chabolla señala: “ Las actividades académicas no deben estar supeditadas a los procesos administrativos”[1]. Se comprueba esta máxima en la situación de la institución de la cual escribo, pues deriva en la desatención reincidente de problemáticas educativas de urgencia, tales como la evaluación ( contrastación ) de lo que se persigue como fin institucional en el alumno, por atender al llenado de actas, a escribir ( n cantidad de veces) compromisos basados en estándares impuestos, que no han sido contrastados con las necesidades institucionales.

Hace muchos años fue históricamente superado la demanda de la comunidad científica hacia las ciencias sociales para que estas se ajustaran a los estándares científicos. Parece la repetición de una vieja película el hecho de que se pretenda implementar tecnicismos científicos al arte. Que se busque incesantemente estandarizar las capacidades ( nos dice algo la introducción al argot educativo la palabra “Competencias”) y que se pretenda centrar la acción educativa en ellas. Que se persiga compulsivamente “certificar de Calidad la educación”. Si Comenio me prestara su nombre, diría que el único modo de librarse de la impuesta tarea de validar el acto educativo o adjetivarlo para comprobar que “funciona” sería centrando el proceso en el alumno (como se intuye de su Didáctica Magna), jerarquizando por encima de lo administrativo la reflexión, con la frase que pretendo acuñar COGITO ERGO DUCO (PIENSO, LUEGO EDUCO). Es en la reflexión donde aprenderemos a observar lo que es necesario, y es de ella donde obtendremos las herramientas para responderle. O si en la actualidad le pudiéramos preguntar, nos diría que el maestro debe “tener como regla áurea, que cada objeto ha de ser presentado al sentido que le corresponda”[2].

El problema se vuelve prioritario al voltear a ver la misión educativa de la institución y descubrir lo que nombran Pedagogía de la Presencia, que refiere como el acompañamiento personalizado en la vida del estudiante que favorezca la significación de la educación integral, y en este tenor se mueve la cortina de humo, al observar que los acompañamientos al alumno quedan relegados y sustituidos por los acompañamientos al papel.

Una gran idea queda sustituida por el llenado para poder colocar estrellas en el escudo institucional, y así poder publicitar la calidad, esperando que genere mayores retribuciones económicas. Parece que en el cronograma se tiene contemplado al concluir la oda al papeleo, y después de la fiesta de celebración reflexionar acerca de lo que se hizo.

Esto lleva al cuestionamiento del papel de un pedagogo en este ambiente. La norma, la Didáctica Magna, Comenio, y muchos otros dirían Age quom agis ( haz lo que tienes que hacer), esto es, denuncia, transforma, vela por la integridad de un ejercicio educativo reflexivo que se oriente hacia el alumno. Pero creo sería una postura revolucionaria que requiere de una lectura más profunda del fenómeno, por lo pronto pretendo que este ensayo sea la piedra angular de una publicación más adelante.


CONCLUSIÓN

Se que se nos solicitó un ensayo que se basara en el análisis de una tendencia pedagógica revisada en las sesiones de la materia, sin embargo juzgue conveniente dar prioridad a la reflexión del problema ya referido.

También reconozco que falta rescatar mayores aportes de los teóricos propuestos, sin embargo planteo el presente trabajo con la pretensión de nutrirlo, pues se requiere más tiempo para que éste pueda aportar mayores y profundas reflexiones. Considero que éste es un buen inicio.

No ubico la postura del presente como anarquista, o resistente a los cambios, pero si veo necesario pronunciar la crítica hacia la reflexión que es el modus vivendi del pedagogo. No cayendo en prácticas mecanizadas, ni en criticismos sin fundamentos. Pero si avalando los hechos en lo teórico, y contrastándolo en lo práctico. Es así como quizás se pueda hablar de “CALIDAD” ( y habría que reflexionarlo).
BIBLIOGRAFíA

CHATEAU Jean, y colaboradores, Los grandes pedagogos, Ed. Fondo de Cultura Económica., París, 1956.
CHABOLLA Romero Juan Manuel, Un proyecto de docencia para las instituciones de educación superior en México, página 71, edita Instituto Mexicano de Ingenieros Químicos, A.C. México, 1998.
MARTÍNEZ Lavín Carlos. Misión Educativa Marista. Editorial Progreso, México, 1998.
[1] CHABOLLA Romero Juan Manuel, Un proyecto de docencia para las instituciones de educación superior en México, página 71, edita Instituto Mexicano de Ingenieros Químicos, A.C. México, 1998.
[2] DIDÁCTICA MAGNA, capítulo XX.

1 comentario:

  1. Bueno, me encontré con este articulo buscando alguien que haya escrito una critica a la certificación de calidad de productos agropecuarios y/o alimentos. Parece que no es algo fácil de encontrar, ya que de las certificadoras vive mucha gente, pese a que muchos productores lo padecen. De todos modos el sentido de este articulo me pareció coincidente con lo que pienso al respecto. Escribo medio raro porque soy argentino. Gracias y hasta pronto!

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